mi andino vertigo de ficus y retamas

Estar alla arriba es como andar en el espacio. Tan alto. Tan unicos los pasos marcados al ritmo de una banda tradicional que se moderniza, que reproduce los ritmos costeños que mas tarde se electrifican y se orquestisan en los salones municipales de baile. Las cervezas no paran. El bolo de coca adormece todo y llama al baile y a la alegria. Luego me siento junto a ti. En la tarde que siguio la fiesta de la virgen. Te llevo flores andinas. Flores de retama. Rosas blancas. Siento que estas feliz ahi, solitaria entre los ficus. Mirando el paisaje inmenso. Acordandote quien sabe de quienes. A mi las lagrimas me salen facil cuando veo ese paisaje y te visito en tu pedazo de tierra que se extiende hacia el cielo. Me conmueve la sangre, la historia de la que soy un poquito parte. Los antepasados de altura. Te entiendo. Alla en esa altura debes sentirte en paz. Alejada de toda esa prisa y cansancio. Sola en esa esquina mirando infinitos. Me atrae esa soledad que antes temia. Siento que es un vacio amplio, como el vertigo que se siente al subir a tu pueblo. Mi pueblo. Como el vertigo que se siente con la impotencia ante las avaricias politicas y las obras monumentales donde sangran toros. Aquel es el vertigo que me aleja. En cambio el de tu soledad es vertigo que me atrae y yo me quiero quedar en ese vetigo de la soledad calma, donde habitan mis ausentes y donde reconozco tambien a esa de mi que anda ausentada en tanto afan de seguir existiendo.